En el libro La epopeya del “Chato”, que acabamos de publicar, hemos incluido entrevistas de gran peso intelectual e historiográfico. Hoy, en primicia, presentamos un resumen de la que realizamos a Don Manuel Fraga Iribarne. Fue el 27 de septiembre de 2007. Cabe decir y, además, es de justicia recalcar que fuimos recibidos con una amabilidad y cortesía fuera de lo común. Y es que Don Manuel es un hombre fuera de lo común. Aunque a veces parezca lo contrario. Pero ya saben... las apariencias engañan.
----¿Qué recuerda del diario “España” y de sus artículos que criticaban el régimen franquista, hablando de libertad, democracia, comunismo?
----Bueno, Tánger, como usted bien sabe, fue ocupado por España durante la guerra. Y allí, se estableció un sistema peculiar. En cuanto la guerra terminó se volvió aplicar el régimen anterior y España dejó de tener la responsabilidad de aquello. Precisamente por el origen que tenía, allí, hubo un sistema de tolerancia a la europea... fue en uno de los sitios donde se pudo experimentar, igual que las revistas del Instituto de Estudios Políticos, un sistema de libertades en cuanto al pensamiento.
----¿Y eso como se vivía dentro del régimen?
----...Como era una situación provisional, yo no recuerdo ningún incidente al respecto. Todo el mundo lo entendió y lo respetó.
----Que nos puede decir de Gregorio Corrochano (fundador del “España”).
----Yo de Gregorio Corrochano, aparte de que fue un gran crítico taurino, si no recuerdo mal, recuerdo que era un periodista muy conocido y que las relaciones con él eran muy buenas.
----Háblenos de Juan Estelrich (director del “España”).
----Él y yo nos ocupamos de la aproximación a la UNESCO. España estuvo excluida de Naciones Unidas durante algún tiempo, y la primera agencia de Naciones Unidas en la que pudimos entrar fue esta. Y él y yo llevamos las responsabilidades de las negociaciones en la conferencia de Montevideo en 1954...
Juan Estelrich era un hombre de una cultura excepcional... le gustaba la buen comida y la buena bebida. Me ha sorprendido que en sus últimas memorias, que acaban de salir posmorten... hay un distanciamiento respecto de cambó, que le había hecho director de una colección muy importante de los clásicos catalanes “Els nostres clasics”. Pero yo con él tuve una relación magnífica y aprendí con él muchísimo. Siempre estaba rodeado de hombres de letras...fue una suerte haberle conocido.
----Desde su posición como director del Diario “España”, al igual que usted, luchaba por la democracia ¿No?
----Bueno, por la normalización del sistema. España había pasado el siglo XIX llenos de vandazos. Se habla de la guerra civil nuestra, pero en la guerra civil primera carlista, que duró siete años, siete años... de manera que hemos tenido un siglo XIX horrible. Intentó acabarlo brillantemente Canovas del Castillo y lo asesinaron, parece increíble pero no tenía escolta cuando lo asesinaron en Santa Ageda. Después hubo un gran político que hubiera continuado su obra, que fue don Antonio Maura, pero el rey no lo entendió, cedió a las presiones de la izquierda, e impidió que Maurismo fuese la continuación del Canovismo... lo que trajo la dictadura y el final de la monarquía. Todos en particular, nuestro querido rey, hemos aprendido mucho de aquel episodio... y luego vino la república y la guerra...
Es absolutamente evidente que para ir preparando al país para una evolución... lo que logramos con la ley de prensa y en eso la experiencia de los que habían vivido los periodos anteriores me fue muy útil para no cometer errores.
¿Qué nos puede decir de Fernando Vela?
----Bueno poco trato tuve con él, era discípulo de Ortega con el que tuve un gran relación “limitada” porque él era un hombre muy importante para tomar en serio a un jovenzuelo, como era yo entonces, pero él tuvo el gran acierto de volver a España, algunos le criticaron, y de seguir, aquí, la labor que él había emprendido de toda su vida de racionalizar la vida social y política de España.
----Cuando el último director del “España”, Manuel Cruz, cogió las riendas del rotativo, se lo encontró en una pésima situación económica. ¿Es verdad que usted prestó su ayuda?
----Como es natural, no interesaba que desapareciera aquel periódico, bajo aquel mandato que todos sabíamos que era provisional... yo me permití a cumplir con mi obligación.
----El diario “España” se atrevía a transgredir lo permitido.
----Efectivamente, buscaba los límites... estaba distante de Madrid y había interés en mantenerlo dentro del espíritu internacional, cono ya sabe Tánger tenía un estatuto internacional, que luego Marruecos consiguió suprimir. Lo cual fue la decadencia de Tánger.
----¿Se acuerda de la revista “Mundo”?
----Perfectamente.
----¿Y de su fundador Vicente Gállego?
----Si. Él era mayor que yo. Era un hombre que conocía perfectamente el mundo internacional y llevó muy bien la revista en un momento que todavía había que andar con cuidado, por que no estaba aprobada la ley de prensa.
----¿Qué función tenía el Instituto de estudios Políticos”?
----Su nombre lo dice, estaba hecho para estudiar los problemas políticos fundamentales del momento y ese efecto creó los grupos de trabajo cada uno de ellos encargado de una revista. Había una revista de estudios políticos que estudiaba los grandes temas, una administración pública con la figura excepcional de Eduardo García de Terría. Había una revista de economía política, donde se formaron personas como Fuentes Quintana y Juan Velarde, una de estudios sociales que quizás no era la mejor de todas ellas, la llevaba un hermanos de José Antonio Maravall, y la de política internacional con Cordero Torres, entre otros, que me dio muchas ideas cuando vino el tema complejísimo de Guinea Ecuatorial del que yo me ocupé personalmente. En definitiva me encargué de traer a los mejores profesionales cada uno en su especialidad. Se hizo un gran trabajo.
----En Política internacional se trabajaba con mucha libertad y tratando temas comprometidos.
----Esta revista no daba problema ninguno, los lectores de las mismas eran personas cultas, personas preparadas, no es como un diario, y ahora no digamos, que los hay gratuitos o semigratuitos como el que ha aparecido ayer (“Público”), se vende a mitad de precio. Pero estas revistas fueron utilísimas precisamente porque permitieron en grupos que no creaban grandes desconfianzas ir haciendo evolucionar y estudiar los grandes problemas de la nueva Europa y el nuevo mundo que surgió después de la segunda guerra mundial.
----¿Cómo ayudó a todos aquellos intelectuales represaliados por la dictadura franquista? Algo que el público en general desconoce.
----Era mi obligación. Es más, yo fui puesto en ciertos sitios precisamente porque se sabía que era un hombre que siendo fiel y leal, como es natural, al régimen establecido, pensaba en su evolución y en su cambio y busqué a las personas adecuadas y por tanto hice lo que se esperaba de mi.
----¿Pero usted puso de su parte?
----Todo lo que pude. Porque no era fácil. Había gente que no estaba conforme con esa doctrina y criticaba algunas cosas que hacíamos. De vez en cuando me dieron más de un disgusto en mi carrera y consiguieron sacarme de ciertos puestos, pero en fin esa es otra historia. El que luchaba por un ideal sabía que tendría problemas. Y cuando fui nombrado Ministro de Información y turismo, lo primero que le dije al general Franco, viendo lo que se me podía venir encima fue “Mi general yo no le pienso preguntar a usted nada, cuando usted crea que me he pasado, pues usted me cesa...” y así funcionamos. Él me llamó una sola vez por teléfono en todo el tiempo de los siete años que fui ministro, que fue cuando recibió un telegrama de Jruschev cuando el asunto de Grimau...
----¿Se acuerda de la revista “Destino”? También adelantada a su tiempo.
----Perfectamente. Esa revista tuvo una evolución, nació en zona nacional durante la guerra y los que la hicieron eran personas deseaban, como es natural, luchar contra el marxismo y el separatismo. Pero luego se publicó en Barcelona y cambió de línea. En definitiva fue una revista importante en la difusión cultural de la época.
----¿Cuál es su opinión, en cuanto a esos intelectuales que han dejado un legado muy importante pero que por desgracia se desconoce?
----Es evidente que todos encontraran, supongo yo, una persona que se interese por algunos de ellos. Hubo una generación cuyos mejores ejemplos son Ortega y Zubíri que tuvieron que actuar en medio de un ambiente que era de transición, eso no les impidió hacer una obra muy importante y magnífica. Y a todos los niveles hubo gente, entre ellos su abuelo, que en aquel momento aprovechó las circunstancias para preparar la evolución hacia el futuro y yo me honro mucho en haberles podido ayudar en lo que podido.
----¿Podría, si es tan amable, ponerme en contacto con don Alberto Ruíz Gallardón?
----Como no, faltaría más--- llamó a su secretaria y le dijo:
----Mandelé esta nota a Don Alberto:
“Estimado Alberto, te ruego recibas a don Juan Manuel Menéndez, que está haciendo un estupendo trabajo sobre la transición , donde tu padre ocupó un puesto ejemplar, y, además es nieto del gran periodista, que colaboró conmigo, Jaime Menéndez.
Efectivamente entrevistamos a Don Alberto Ruíz Gallardón y a otros grandes personajes, entre ellos, Doña Concha Cuetos (actriz), Don Santiago Carrillo, Don Juan Velarde y Don Marcelino Oreja Aguirre . Todos tuvieron algún nexo común con Jaime Menéndez “El Chato”. Protagonista de La epopeya del “Chato”. Un libro repleto historia. Pero en su mayoría inédita. Y repleto de humor. De humor del bueno.
Agencia Febus
----¿Qué recuerda del diario “España” y de sus artículos que criticaban el régimen franquista, hablando de libertad, democracia, comunismo?
----Bueno, Tánger, como usted bien sabe, fue ocupado por España durante la guerra. Y allí, se estableció un sistema peculiar. En cuanto la guerra terminó se volvió aplicar el régimen anterior y España dejó de tener la responsabilidad de aquello. Precisamente por el origen que tenía, allí, hubo un sistema de tolerancia a la europea... fue en uno de los sitios donde se pudo experimentar, igual que las revistas del Instituto de Estudios Políticos, un sistema de libertades en cuanto al pensamiento.
----¿Y eso como se vivía dentro del régimen?
----...Como era una situación provisional, yo no recuerdo ningún incidente al respecto. Todo el mundo lo entendió y lo respetó.
----Que nos puede decir de Gregorio Corrochano (fundador del “España”).
----Yo de Gregorio Corrochano, aparte de que fue un gran crítico taurino, si no recuerdo mal, recuerdo que era un periodista muy conocido y que las relaciones con él eran muy buenas.
----Háblenos de Juan Estelrich (director del “España”).
----Él y yo nos ocupamos de la aproximación a la UNESCO. España estuvo excluida de Naciones Unidas durante algún tiempo, y la primera agencia de Naciones Unidas en la que pudimos entrar fue esta. Y él y yo llevamos las responsabilidades de las negociaciones en la conferencia de Montevideo en 1954...
Juan Estelrich era un hombre de una cultura excepcional... le gustaba la buen comida y la buena bebida. Me ha sorprendido que en sus últimas memorias, que acaban de salir posmorten... hay un distanciamiento respecto de cambó, que le había hecho director de una colección muy importante de los clásicos catalanes “Els nostres clasics”. Pero yo con él tuve una relación magnífica y aprendí con él muchísimo. Siempre estaba rodeado de hombres de letras...fue una suerte haberle conocido.
----Desde su posición como director del Diario “España”, al igual que usted, luchaba por la democracia ¿No?
----Bueno, por la normalización del sistema. España había pasado el siglo XIX llenos de vandazos. Se habla de la guerra civil nuestra, pero en la guerra civil primera carlista, que duró siete años, siete años... de manera que hemos tenido un siglo XIX horrible. Intentó acabarlo brillantemente Canovas del Castillo y lo asesinaron, parece increíble pero no tenía escolta cuando lo asesinaron en Santa Ageda. Después hubo un gran político que hubiera continuado su obra, que fue don Antonio Maura, pero el rey no lo entendió, cedió a las presiones de la izquierda, e impidió que Maurismo fuese la continuación del Canovismo... lo que trajo la dictadura y el final de la monarquía. Todos en particular, nuestro querido rey, hemos aprendido mucho de aquel episodio... y luego vino la república y la guerra...
Es absolutamente evidente que para ir preparando al país para una evolución... lo que logramos con la ley de prensa y en eso la experiencia de los que habían vivido los periodos anteriores me fue muy útil para no cometer errores.
¿Qué nos puede decir de Fernando Vela?
----Bueno poco trato tuve con él, era discípulo de Ortega con el que tuve un gran relación “limitada” porque él era un hombre muy importante para tomar en serio a un jovenzuelo, como era yo entonces, pero él tuvo el gran acierto de volver a España, algunos le criticaron, y de seguir, aquí, la labor que él había emprendido de toda su vida de racionalizar la vida social y política de España.
----Cuando el último director del “España”, Manuel Cruz, cogió las riendas del rotativo, se lo encontró en una pésima situación económica. ¿Es verdad que usted prestó su ayuda?
----Como es natural, no interesaba que desapareciera aquel periódico, bajo aquel mandato que todos sabíamos que era provisional... yo me permití a cumplir con mi obligación.
----El diario “España” se atrevía a transgredir lo permitido.
----Efectivamente, buscaba los límites... estaba distante de Madrid y había interés en mantenerlo dentro del espíritu internacional, cono ya sabe Tánger tenía un estatuto internacional, que luego Marruecos consiguió suprimir. Lo cual fue la decadencia de Tánger.
----¿Se acuerda de la revista “Mundo”?
----Perfectamente.
----¿Y de su fundador Vicente Gállego?
----Si. Él era mayor que yo. Era un hombre que conocía perfectamente el mundo internacional y llevó muy bien la revista en un momento que todavía había que andar con cuidado, por que no estaba aprobada la ley de prensa.
----¿Qué función tenía el Instituto de estudios Políticos”?
----Su nombre lo dice, estaba hecho para estudiar los problemas políticos fundamentales del momento y ese efecto creó los grupos de trabajo cada uno de ellos encargado de una revista. Había una revista de estudios políticos que estudiaba los grandes temas, una administración pública con la figura excepcional de Eduardo García de Terría. Había una revista de economía política, donde se formaron personas como Fuentes Quintana y Juan Velarde, una de estudios sociales que quizás no era la mejor de todas ellas, la llevaba un hermanos de José Antonio Maravall, y la de política internacional con Cordero Torres, entre otros, que me dio muchas ideas cuando vino el tema complejísimo de Guinea Ecuatorial del que yo me ocupé personalmente. En definitiva me encargué de traer a los mejores profesionales cada uno en su especialidad. Se hizo un gran trabajo.
----En Política internacional se trabajaba con mucha libertad y tratando temas comprometidos.
----Esta revista no daba problema ninguno, los lectores de las mismas eran personas cultas, personas preparadas, no es como un diario, y ahora no digamos, que los hay gratuitos o semigratuitos como el que ha aparecido ayer (“Público”), se vende a mitad de precio. Pero estas revistas fueron utilísimas precisamente porque permitieron en grupos que no creaban grandes desconfianzas ir haciendo evolucionar y estudiar los grandes problemas de la nueva Europa y el nuevo mundo que surgió después de la segunda guerra mundial.
----¿Cómo ayudó a todos aquellos intelectuales represaliados por la dictadura franquista? Algo que el público en general desconoce.
----Era mi obligación. Es más, yo fui puesto en ciertos sitios precisamente porque se sabía que era un hombre que siendo fiel y leal, como es natural, al régimen establecido, pensaba en su evolución y en su cambio y busqué a las personas adecuadas y por tanto hice lo que se esperaba de mi.
----¿Pero usted puso de su parte?
----Todo lo que pude. Porque no era fácil. Había gente que no estaba conforme con esa doctrina y criticaba algunas cosas que hacíamos. De vez en cuando me dieron más de un disgusto en mi carrera y consiguieron sacarme de ciertos puestos, pero en fin esa es otra historia. El que luchaba por un ideal sabía que tendría problemas. Y cuando fui nombrado Ministro de Información y turismo, lo primero que le dije al general Franco, viendo lo que se me podía venir encima fue “Mi general yo no le pienso preguntar a usted nada, cuando usted crea que me he pasado, pues usted me cesa...” y así funcionamos. Él me llamó una sola vez por teléfono en todo el tiempo de los siete años que fui ministro, que fue cuando recibió un telegrama de Jruschev cuando el asunto de Grimau...
----¿Se acuerda de la revista “Destino”? También adelantada a su tiempo.
----Perfectamente. Esa revista tuvo una evolución, nació en zona nacional durante la guerra y los que la hicieron eran personas deseaban, como es natural, luchar contra el marxismo y el separatismo. Pero luego se publicó en Barcelona y cambió de línea. En definitiva fue una revista importante en la difusión cultural de la época.
----¿Cuál es su opinión, en cuanto a esos intelectuales que han dejado un legado muy importante pero que por desgracia se desconoce?
----Es evidente que todos encontraran, supongo yo, una persona que se interese por algunos de ellos. Hubo una generación cuyos mejores ejemplos son Ortega y Zubíri que tuvieron que actuar en medio de un ambiente que era de transición, eso no les impidió hacer una obra muy importante y magnífica. Y a todos los niveles hubo gente, entre ellos su abuelo, que en aquel momento aprovechó las circunstancias para preparar la evolución hacia el futuro y yo me honro mucho en haberles podido ayudar en lo que podido.
----¿Podría, si es tan amable, ponerme en contacto con don Alberto Ruíz Gallardón?
----Como no, faltaría más--- llamó a su secretaria y le dijo:
----Mandelé esta nota a Don Alberto:
“Estimado Alberto, te ruego recibas a don Juan Manuel Menéndez, que está haciendo un estupendo trabajo sobre la transición , donde tu padre ocupó un puesto ejemplar, y, además es nieto del gran periodista, que colaboró conmigo, Jaime Menéndez.
Efectivamente entrevistamos a Don Alberto Ruíz Gallardón y a otros grandes personajes, entre ellos, Doña Concha Cuetos (actriz), Don Santiago Carrillo, Don Juan Velarde y Don Marcelino Oreja Aguirre . Todos tuvieron algún nexo común con Jaime Menéndez “El Chato”. Protagonista de La epopeya del “Chato”. Un libro repleto historia. Pero en su mayoría inédita. Y repleto de humor. De humor del bueno.
Agencia Febus
No hay comentarios:
Publicar un comentario