jueves, 5 de febrero de 2009

Tal día como hoy nació Aurora de Albornoz

En estos tiempos que discurren a nuestro alrededor, nos encontramos con todo tipo de temas que nos conducen al panorama nacional e internacional. Atentados terroristas, guerras, subida del índice de precios, pérdida del poder adquisitivo, políticas “globales”, donde el capitalismo salvaje es el mayor monarca... y, como no, memoria histórica. Que levanta una gran polémica. Si. Se habla de símbolos franquistas, de “Cuelgamuros”, de homenajes a supervivientes, de fosas comunes...
Mientras algunos recriminan políticamente a los otros, nos preguntamos ¿Y quién va a recuperar el legado cultural de los que no fueron tan famosos?
Todos conocemos a Lorca, Alberti, Bergamín, Machado, Altolaguirre, J. R. Jiménez, etc. Pero hubo otros tan buenos o mejores que ellos que merecen ya su reconocimiento.
Tal día como hoy, 22 de enero, de 1926 nació en la tierra del verde esperanza, en la tierra asturiana de Luarca, Aurora de Albornoz. Una de nuestras más grandes poetisas. Exiliada. Como confirmó el máximo erudito en el tema D. José Luis Abellán. Exiliada por convicción. Por convicción política antifranquista. Su lugar de acogida fue El Campus de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Allí, impartió su genial magisterio a alumnos que fueron y serán para siempre grandes privilegiados. También, desde allí, junto a su marido Jorge Enjuto, secretario ejecutivo de dicha universidad e hijo de Federico Enjuto---magistrado que instruyó el juicio de José Antonio Primo de Rivera---, y otros exiliados como Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Francisco Ayala, Américo Castro, Jorge Guillén, José Gaos, Gabriel Franco (Ministro de la 2ª República), Federico de Onís, José Luis Abellán, el doctor Caldás, Carvajal (empresario que financió muchas actividades antifranquistas), Alfredo Matilla (Catedrático de derecho político y mano derecha de Pau Casals), Margot Arce, su marido el escultor Compostela y el rector Jaime Benítez, contribuyó a hacer de la UPR un verdadero nido de “rojos peligrosos”.
Aurora no sólo emanaba su gran reguero de talento en poemas tan hermosos como “Tres poemas de aquí”, sino, que también, nos deleitaba con estudios magistrales de la obra de Machado, o poemas llenos de compromiso social como el dedicado al camarada del Partido Comunista Julián Grimau tras su injusto fusilamiento en 1963.
Nos dejó en 1990. No para siempre. Su obra perdurará en nuestros corazones . Perdurará en la historia de España.
En estos tiempos que corren. De memoria histórica. En vez de hablar tanto, de símbolos, de banderas, de juicios sumarísimos, de enfrentamientos, hablemos de cultura.
La cultura es la mayor seña de identidad de nuestra sociedad y como bien escribió Aurora de Albornoz:
“... Habrá luces verdosas por los árboles.
Habrá también campanas,
a las once
en la ciudad del cielo alto...”


Juan Manuel Menéndez
Agencia Febus

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