Jimmy y su padre Jaime Menéndez "El Chato", 1938. Foto Febus. |
Ayer, mi padre Jaime Menéndez Ranz, insigne luchador antifranquista, destacado sindicalista, conocido como Jimmy e hijo del ilustre
salense Jaime Menéndez ,“El Chato”, falleció cuando regresaba de su sesión de diálisis tras casi 6 años aguantando como un Gudari un tratamiento muy duro. Siempre he creído que su vida
bien merecía una semblanza por lo que comparto con vosotros esta que he preparado.
Jimmy con su madre Avelina Ranz Conde en 1937. Foto Agencia Febus. |
Jimmy además de mi padre es uno de los personajes del
libro La epopeya de 'El Chato', por lo tanto, fue un personaje real, un personaje
con luz propia, hijo de Avelina Ranz, miembro de la Alianza de Mujeres
Antifascistas durante la segunda República y pionera de Manos Unidas, y del
mencionado asturiano Jaime Menéndez ‘El Chato’, escritor miembro de la Generación
del 27, primer español redactor de ‘The New York Times’, director del diario “El
Sol” y pionero de la resistencia clandestina antifranquista en la prensa
española desde el diario "España" de Tánger y otras publicaciones.
Jimmy, Leonor, Antonina, Conchi, Paca y Paqui. Foto Febus. |
Jimmy nació, en Madrid, en plena guerra civil, el
28 de abril de 1937 fue, por tanto, uno de los llamados niños de la guerra y muy
pronto, con apenas un año, se hizo muy popular en la corte republicana. Personajes
de la talla de Dolores Ibárruri, Javier Bueno o Ignacio Hidalgo de Cisneros,
vibraban con el saludo republicano (puño en la sien) del bebé Menéndez a la
orden de su padre. Sin duda, el pequeño era la alegría de la casa en un Madrid asediado que, a duras penas, resistía los ataques
facciosos. Un Madrid que pretendió ser la tumba del fascismo y que casi lo
consigue gracias a la lucha y entrega de su pueblo.
Jimmy con la familia de Cadalso de los Vidrios. Foto Febus. |
Sin
embargo la república perdió la guerra y comenzó uno de los mayores genocidios
europeos del siglo XX. Más de 300.000 republicanos fueron fusilados y cerca de
dos millones fueron encarcelados, sin delito alguno, entre ellos mi abuelo, cuya única única alegría durante su cautiverio fue la visita de su mujer
Avelina y su hijo Jimmy. En ese ambiente de crudeza, de hambre y de estraperlo,
creció mi padre, rodeado de su madre y familia, entre ellos, sus abuelos:
Vitoriano Ranz, de Paredes de Sigüenza, y Leonor Conde, oriunda de Cadalso de
los Vidrios, cuya familia ayudó a paliar bastante las penurias de la posguerra.
Otro ilustre personaje que ayudó bastante en ese aspecto fue el ilustre
periodista americano Herbert Lionel Matthews, redactor jefe de “The New York
Times”, que mandó varias cajas de leche condesada del “Bebé Holandés”, cosa que mi padre jamás olvidó.
Una
vez jugando con un vecino de éste le
espetó: “jódete que tu padre está en cárcel”. El susodicho era dos veces mi padre,
grande y fuerte, pero no le importó y le arreó un bocado en culo que se lo dejó
marcado varias semanas y para toda la vida.
Jimmy con sus padres. |
En 1944 mi abuelo salió de prisión y mi padre pudo disfrutar de él por primera vez en su vida. El periodista empezó a
trabajar traduciendo diversos trabajos y en el departamento de prensa de la
Embajada Americana en Madrid, donde formó parte de una de las mejores células
clandestinas de resistencia antifranquista, eso sí, con su primera paga le
compró a mi padre un bicicleta hecha a medida en uno de las mejores tiendas de
Madrid que hoy, sigue funcionado en la calle Atocha (Calmera). Jimmy se
convirtió en la envidia del barrio porque tenía la mejor bicicleta de todos
pese a ser hijo de “un rojo”. Pero de nuevo las circunstancias políticas se
tornaron muy peligrosas lo que obligó a la familia a exiliarse a Tánger en 1946 cuando era zona internacional. Allí, mi abuelo continuó con la lucha
antifranquista desde el diario ‘España’ de Tánger.
Jimmy en Tánger con su madre el actor M. Ali Barada y compañeros del diario "España". |
Jimmy
en Tánger olvidó lo que fue una de sus peores pesadillas infantiles: el hambre,
y, además, conoció un de sus tesoros más preciados: el pan blanco. Allí, en la
ciudad internacional, creció rodeado de compañeros republicanos, entre ellos,
Aladino Cuetos, Capitán del Ejército Republicano y padre de la actriz Concha
Cuetos, José Luis Moreno, que había sido redactor de ‘El Sol’, Luis Grajales,
crítico teatral, el escritor Herbert Rutledge Sowthworth o el periodista
Antonio Colón.
Mi abuelo enseñó a mi padre a hablar en inglés, le llamaba Jimmy y siempre se
comunicaban en dicha lengua, lo que causaba gran asombro entre amigos y familia. Por ese motivo un día cuando Jimmy acompañó a su padre en visita oficial al portaaviones Franklyn Delano Roosevelt el comandante de la nave al ver que hablaba también inglés le regaló como premio un casco de un soldado que había combatido en Guadalcanal.
Jimmy, su padre, varios compañeros y un jefe militar americano en Tánger. |
Mi padre estudió en Liceo Francés de Tánger, allí, forjó su leyenda como uno de los
mejores jugadores de fútbol escolares todos los
tiempos. Tanta repercusión tuvieron sus hazañas futbolísticas que jugó en el
equipo de fútbol del diario ‘España’, y, además, fue fichado, con apenas 15
años, por un de los grandes clubs de la zona: ‘El Protón’. Allí, en Tánger
creció en un ambiente de tolerancia y libertad, disfrutando de su familia y de
largas charlas políticas con su padre.
Jimmy en el equipo del Liceo Francés de Tánger. Foto Febus. |
Jimmy en el equipo del diario "España" de Tánger. |
A
18 años Jimmy regresó definitivamente a Madrid. Debido a su alto conocimiento del
inglés pronto consiguió trabajo en el SAC (Strategic Air Command) de la base
norteamericana de Torrejón de Ardoz. Casi a la par se incorporó al
tejido de cédulas clandestinas de resistencia antifranquista, coincidiendo con
personajes de la talla de ‘El Lechuga’ o Nilamón Toral, Teniente Coronel del
Ejército Republicano, y corriendo grandes riesgos pero las causas bien lo
merecían: conseguir la democracia y las libertades para la sociedad española. En 1959 por primera vez fue con sus padres a Cornellana donde conoció al resto su familia asturiana.
Jimmy con su familia en Cornellana. Foto Agencia Febus. |
En
1963 mi padre realizó un curso especial de perfeccionamiento logístico, en
el “Sheppard Air Force Base Academic Building”, en Wichita Falls, Texas. La
última semana la pasó en New York por lo que mi abuelo le pidió el favor de
entregar unos regalos a tres de sus mejores amigos que conoció cuando residió allí. El
primero fue Herbet Lionel Matthews, que entonces era uno de los grandes jefes
de “The New York Times”, el segundo Boris Gamzue, gran intelectual que ocupaba
el puesto de rector en “The New York University”, y el tercero George Wright,
otro gran hombre le letras, directivo y jefe de sección de la editorial Funk
& Wagnalls, una de las más importantes de los Estados Unidos de la época.
Con este último vivió una de las anécdotas más singulares de su vida y
que fue el embrión para el advenimiento de una de las palabras más originales
de la historia del celuloide americano. Ocurrió así:
un día, después del
almuerzo, Rita, esposa de Wirght, trajo el periódico y le dijo a su marido:
—Geoooooooorge —ella siempre alargaba la “O” de George, como si fuese el
grito de Tarzán—, 25.000 Dólares te están esperando...
—A ver —dijo George, y se dispuso a leer el anuncio que señalaba Rita—.
“Importante estudio cinematográfico busca palabra nueva, musical, alegre,
rítmica, carismática e inolvidable. El creador de la palabra ganadora recibirá
25.000 Dólares”.
Pensó
durante uno minutos, y exclamó:
—¡Ya lo tengo!
¡Supercalifragilisticoexpialidoso!
Ya
saben pues cuál fue resultado: 25000 dólares de premio y Mary Poppins surcando
el cielo y cantando “Supercalifragilisticoexpialidoso”.
Jiimy y Charo el día de su boda. |
En el mencionado 1963 mi padre se casó con Rosario de
las Heras. Tuvieron tres hijos, Jaime, Óscar y servidor. A todos, gracias a la mediación del escritor
André Malraux, entonces ministro de cultura francés, nos mandó a estudiar al
Liceo Francés de Madrid, por aquello de recibir una enseñanza libre y laica.
Jimmy con sus hijos, en 1975, en Cadalso de los Vidrios. |
En
1964 mi padre entró en la TWA, entonces la
mejor compañía aérea del mundo, en el departamento de billetes, ascendió poco a
poco, hasta conseguir un cargo de responsabilidad en la dirección comercial,
eso le permitió viajar por todo el mundo y conocer sus diferentes culturas pero sin dejar de lado su lucha clandestina contra la dictadura franquista.
Jimmy, en la oficina de la TWA, en Madrid. Foto Febus. |
Jimmy con dos grandes amigos, en 1977, en San Francisco. |
En
1974 mi padre obtuvo el anillo de Number One de la TWA en un curso profesional de
la compañía a nivel mundial. Tras la muerte de Franco y después de la
legalización del Partido Comunista de España (PCE) formó parte de la Agrupación del PCE, situada, en un local, en la calle del
Olivar de Madrid. En 1981 tras el intento de golpe de estado del Coronel Tejero
pasó la noche con algunos camaradas de la mencionada agrupación, escondiendo
toda la documentación y fichas para evitar cualquier problema.
En
los siguientes lustros siguió su lucha a través del sindicato Comisiones
Obreras (CC.OO.). Primero como delegado sindical en el comité de empresa de la
TWA y después como miembro fundador del Sector Aéreo de CC.OO., formando parte de
su ejecutiva, dicho sector estaba adscrito a la Federación de Transportes y
Comunicaciones que encabezaba el histórico dirigente Benito Barrera que había
formado parte del Ejército Popular de la República durante la guerra. Mi padre dejó su cargo de la ejecutiva de CCOO, debido a diferencias con la misma ya el sindicalismo no representaba para él lo que fue anteriormente.
Jimmy y Charo en Capri. Foto Agencia Febus. |
En 2008 fundó junto a su hijo Juan Manuel la Agencia Febus, entidad sin ánimo de lucro para recuperar a periodistas, escritores y artistas de la Segunda República, guerra civil española y el franquismo.
Jimmy con Santiago Carrillo, en 2006. Foto Agencia Febus. |
Ante ayer, Jaime Menéndez, mi padre, conocido como Jimmy, se nos fue para siempre a los 83 años, uno de los intelectuales más notorios que he conocido, un ser único y especial, un hombre de principios e ideales republicanos hasta el final, sin duda, un referente inigualable. Y le velamos como él quería: sin curas, sin crucifijos y con la bandera republicana sobre su cuerpo. Qué la tierra te sea leve tovarich.