miércoles, 19 de septiembre de 2012

Santiago Carrillo y Jaime Menéndez ‘El Chato’

Gracias a Jaime Menéndez ‘El Chato’, mi abuelo, fallecido en 1969, conocí a Santiago Carrillo. Sin duda, ha sido una de las mejores experiencias que he vivido.

Juan Manuel Menéndez (A. Febus) y Santiago Carrillo. Foto Febus.
 
Ayer, anduve en la capilla de Santiago Carrillo, me emocioné, lloré. Lloré  junto a su hijo Santiago, fundidos en un abrazo. Él no me conocía, pero percibí, por su sentimiento, todo lo contrario, eso sí, después de decirle que era el nieto de Jaime Menéndez ‘El Chato’.
Hace unos años publiqué el libro “La epopeya del Chato”, la historia de mi abuelo,  miembro de la generación del 27, escritor, periodista, primer español redactor de The New York Times, director del diario El Sol, preso político, por sus ideales republicanos, en el campo de concentración de Los Almendros, y pionero de la Transición Periodística, lucha antifranquista en la prensa española que comenzó en 1945 en el diario España de Tánger donde ‘El Chato’ fue uno de sus puntales más comprometidos.
Para la realización de este libro tuve que investigar durante casi tres años. Pisé diferentes hemerotecas, entre ellas, la del Ateneo de Madrid, la de la Biblioteca Nacional, la del Archivo General de la Guerra Civil, la Hemeroteca Municipal de Madrid, etc. También tuve que localizar a los pocos supervivientes que conocieron a mi abuelo para entrevistarles, emprendiendo, en algunos casos, viajes por diferentes puntos de la geografía española.
Termino el mencionado libro con una serie de entrevistas a ilustres personajes que coincidieron con mi abuelo, entre ellos, la actriz Concha Cuetos, Juan Velarde, Héctor Vázquez Azpiri,  Marcelino Oreja Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón, Manuel Fraga Iribarne y Santiago Carrillo. Todos fueron muy amables, me trataron con una hospitalidad digna de encomio y respondieron a todas mis preguntas. Pero, entre todos ellos, solo uno marcó un antes y después en vida.
Un día de la primavera de 2006 llamé por teléfono a Santiago Carrillo, me saltó el contestador, dejé el siguiente mensaje:

“... Me gustaría entrevistar para un libro que estoy escribiendo a Don Santiago Carrillo, soy el nieto de Jaime Menéndez, mi teléfono es...”

Sinceramente nunca pensé que me llamaría. Pero no pasaron ni cinco minutos, descolgué el teléfono:

“Hola, soy Santiago Carrillo, mire usted, sí, conocí a un Jaime Menéndez, pero eso fue hace mucho tiempo, era periodista, un gran intelectual, redactor de Claridad durante la guerra, ¿es ese?”

Acertó de cuajo, demostrando, a los 91 años, una memoria magistral. Poco después, el 6 de mayo del mencionado 2006, nos recibió en su casa a mi padre Jimmy, a mi hermano mayor Jaime y a un servidor. Como he dicho, nos trató con una hospitalidad fuera de lo común, como si fuésemos de la familia, es más, se puede decir que me trató como un abuelo trata a su nieto. Y la entrevista me emocionó en muchos momentos, por lo que decía, por como lo decía, por como lo compartía. 
Capilla de Santiago Carrillo, Auditorium Marcelino Camacho, Madrid. Foto Febus
 
Por eso, ayer, en la capilla, montada en el auditórium Marcelino Camacho de la sede de CC.OO. de Madrid, quise despedirme de él, darle las gracias. Lo hice por escrito en el libro de autoridades, estas fueron mis palabras:
Estimado camarada, en calidad de Presiente de la Agencia Febus, periodista y escritor, te doy las gracias por lo que has hecho para la lucha de la clase trabajadora, la democracia, la libertad,... Y personalmente gracias por dejarme entrevistarte para mi libro “La epopeya del Chato”.
Salud camarada.

Juan Manuel Menéndez
Madrid, 19 de septiembre de 2012.
Cubierta del libro 'La epopeya del Chato' de Juan Manuel Menéndez (A. Febus)
 
Creo que lo mejor es compartir con todos ustedes la mencionada entrevista que publiqué en “La epopeya del Chato”. Disfrútenla:

—¿Dónde conoció a Jaime Menéndez?—pregunté.
—Yo conocí a Jaime Menéndez... —respondió CARRILLO— tengo un recuerdo vago. Debí de conocerle o en la redacción de Leviatán o en la redacción de Claridad. Hablamos un momento. Pero él era ya un intelectual conocido. Bueno, eso de que Espasa Calpe  hubiera editado un libro suyo... Espasa Calpe era la editorial más importante y tenía que tener un nombre para eso...
Yo debía de tener cuando le conocí, probablemente, 19 años; él era un intelectual hecho, ya con renombre, y yo era un chaval. Sabía que colaboraba con Leviatán, con Claridad... después no he sabido lo del Sol ni lo de Política... Pero en fin, era una persona importante en aquella época ya Jaime Menéndez.
—¿Qué nos puede decir de Claridad y de Leviatán?
—Pues Claridad... empezó siendo un semanario de la izquierda socialista de Largo Caballero, en el que trabajaban gente como Luis Araquistáin, Carlos Baráibar...; yo he colaborado alguna vez, desde la cárcel, en Claridad... Trabajaba también Federico Melchor y era un órgano de combate, de polémica con la derecha del partido socialista que jugó un papel importante en un periodo.
Y Leviatán  era una revista teórica de alto nivel intelectual que dirigía Araquistáin. Era, por así decir, la revista teórica de la izquierda del partido socialista con un gran prestigio intelectual en aquella época, porque tenía colaboradores muy importantes... El hecho de que Jaime Menéndez colaborara en ella quería decir que tenía una categoría. Porque en esa época yo estaba en la izquierda socialista, he colaborado en Claridad... pero a mí en Leviatán nunca me pidieron un artículo, no tenía todavía categoría para escribir en “Leviatán".
—¿Y  de “Política”?
—“Política” era un periódico, diario... del partido de Izquierda Republicana... que tuvo una importancia considerable en su tiempo. Y ahí escribían o trabajaban gente de izquierda, y uno de los redactores principales de “Política”, y no sé si no ha llegado ha ser incluso su director, era Luis Bello: un periodista y escritor muy importante.
—Y de su periplo por “El Sol”, ¿que nos puede decir?
—Yo tengo la impresión de que Jaime Menéndez debió de ser director del “Sol” precisamente en el periodo de la guerra... En esa época, como no había tratado mucho a Jaime Menéndez, no sabía que era él el director; lo que sí sabía es que en esa época el director del “Sol” era un hombre que estaba en la línea del Partido Comunista... y “El Sol”  reflejaba mucho la política del Partido pero manteniendo un aire independiente.
―Y de su nombramiento como comisario político, siendo un intelectual,¿ qué nos puede decir?
―El hecho de que fuera comisario de una brigada demuestra que fue un combatiente en la guerra y que debió de tener méritos para ser comisario político. Entonces hubo mucho intelectuales, como por ejemplo el escultor Barral... murió en el frente. Los comisarios tenían la consigna de ser “los primeros en avanzar y los últimos en retroceder”. De modo de que el hecho de que su abuelo haya sido comisario político es, por lo menos, desde mi punto de vista y desde un punto de vista republicano, pues uno de los mejores elogios que se pueden hacer de él —sonríe con satisfacción—.
El nombramiento de su abuelo lo firma Osorio Tafall (el del nombrecito largo o corto, “selon le cas”) porque Osorio Tafall fue el comisario general, es decir, el jefe de los comisarios políticos, después de que Álvarez del Vayo dejó ese cargo para ser ministro. Osorio Tafall era un hombre de Izquierda Republicana pero muy próximo al Partido Comunista.
―Teniendo en cuenta estos datos, más que fue redactor de “The New York Times”, probablemente el primer Español...
―Seguramente fue el primer Español, yo no conozco a otros.         
—Redactor de “LEVIATÁN”, “Claridad”, “Política”, “El Sol”, “El Universal”, “Cruz y Raya”, “España” de Tánger, “Política Internacional", “Mundo”, corresponsal de Reuters, Associated Press...
—Yo creo que todo eso y, además, el libro que publicó, que me dejan ustedes hoy aquí, demuestra que Jaime Menéndez fue en esa época un intelectual importante, y que es uno de los talentos que se han perdido para España como consecuencia de la Guerra Civil y de la derrota de la República. Y que ese hombre, con ese currículo ya tan joven, hubiera podido ser una de las figuras cimeras de la intelectualidad Española. Yo no creo que tengan más méritos otros de los que hoy se habla...












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