Mis padres Charo de las Heras y Jimmy Menéndez. Foto Febus. |
Soy de una generación que ha tenido unos padres
ejemplares, padres que pasaron hambre, padres que vivieron una posguerra, una
dictadura, torturas, cárceles, fusilamiemtos, unos padres que supieron darlo todo
para sacar adelante a este país, y, lo más importante, para sacar adelante a
los suyos. Para sacar adelante a los suyos en unos tiempos muy duros. Ellos me
enseñaron muchas cosas, pero hoy quiero
hablar del tesón y la lucha. De ellos aprendí que los obstáculos se pueden
superar, que no hay que venirse abajo, y que siempre hay que luchar por
nuestros deseos. Ellos lo hicieron y hoy, soy lo que soy gracias a ellos. Nunca
tendré palabras para agradecerles todo lo que hicieron por mi.
En estos últimos meses mi padre ha estado muy enfermo,
temí lo peor, anduve a punto de tirar la toalla, abandonar mis entrenos,
abandonar la dieta, abandonar la competición, abandonar mis deseos. Pero pensé,
reflexioné, y me dije a mi mismo que eso no fue lo que ellos me enseñaron. Así
que actué en consecuencia, seguí entrenando, seguí haciendo dieta, seguí
luchando.
Este mes ha sido, sin duda, el más prolífico de mi vida deportiva, además de los triunfos de mi
alumno Javi Blanco, asunto que me ha llenado de felicidad, tengo que añadir los
míos, el subcampeonato Máster y Mejor Posador del Trofeo Virginia Star AEFF de
Culturismo, el 3º puesto Máster en el Open de Catalunya FCF de Culturismo, la
semifinal Máster en el Campeonato del Mundo de Culturismo Natural UIBBN y el
trofeo de finalista por equipos, gracias a la magnífica labor de mis
compañeros, en el mencionado mundial UIBBN. Por desgracia, debido a la
enfermedad de mi padre, mis padres no pudieron acompañarme en ninguna de mis
competiciones, algo que no fue fácil para mi, pero seguí luchando.
Hoy, he estado con ellos, llevaba conmigo los trofeos que
he ganado en este mes, para dedicárselos. Al ver su cara de satisfacción, de
felicidad y de orgullo, cogiendo mis trofeos, cogiendo sus trofeos, me he dado
cuenta que toda mi lucha ha merecido la pena. Y ha merecido la pena porque,
repito, todo lo que soy se lo debo a ellos, así que seguiré luchando para poder
dedicarles más trofeos, porque eso les hace felices, y su felicidad es la luz
que enciende la superación de mis obstáculos.
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