martes, 4 de enero de 2011

Jaime Menéndez “El Chato”: el asturiano más relevante del periodismo español del siglo XX

Muchos son los olvidados por culpa del franquismo en España. Jaime Menéndez es uno de ellos. Fue el primer español redactor de The New York Times y pionero de la lucha antifranquista en la prensa española
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Un libro: Crónica general de la Guerra Civil, editorial Renacimiento, pone en evidencia lo injusta que ha sido la historia con muchos de nuestros más insignes hombres de letras. El mencionado libro es una recopilación de artículos periodísticos sobre la guerra civil española. Los mismos fueron seleccionados por María Teresa León, escritora, periodista y primera mujer de Rafael Alberti. Aparecen lo mejor de la clase intelectual de aquel momento, en su mayoría, miembros de la Generación del 27. Sin duda, todos los artículos son de una grandísima calidad literaria. No es de extrañar pues los autores tienen nombre propio: Rafael Alberti, Luis Cernuda, Miguel Hernández, la propia María Teresa León, Antonio Machado y Ramón J. Sender. Todos han pasado a la gloria como grandes personajes del siglo XX. Sin embargo, en el mencionado libro, hay otros autores que, si entonces tenían la misma consideración que un Machado o un Cernuda, son auténticos desconocidos por la mayoría del pueblo español. Entre ellos: Matilde de la Torre, Luisa Carnés, María Luisa Carnelli, Jesús Izcaray o Jaime Menéndez El Chato, el más internacional de todos.
Jaime Menéndez El Chato y The New York Times
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De todos los anteriormente mencionados el más internacional fue Jaime Menéndez. Su vida es, sin duda, una de las más interesantes de aquellos que formaron parte de la Generación del 27. Jaime Menéndez El Chato nació, en 1901, en Sobrerriba, una aldea de Cornellana (Asturias). En 1919 emigró a La Habana donde trabajó de contable de unos almacenes; por la noche estudió de forma autodidacta periodismo e idiomas. Allí, colaboró en el Diario de la Marina, El País, etc. En 1920 marchó a Nueva York. Comenzó a trabajar de redactor del primer diario en castellano de EE UU, La Prensa, llegando a ocupar el cargo de director.
En 1925 se convirtió en el primer Español en trabajar, en calidad de redactor, en The New York Times, primero en la sección de deportes, con gran éxito, por lo que Herbert Lionel Matthews le fichó para el área de política internacional.
Socio fundador de La Alianza Republicana Española de Nueva York
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En 1930 colaboró con el mejor rotativo de América Latina, El Universal, de Venezuela, dirigido por el gran poeta y periodista Andrés Mata. En el mencionado heraldo destacaron, entre otros, Azorín, Miguel de Unamuno, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Menéndez Pidal, Ramiro de Maeztu y Ramón Pérez de Ayala. En 1931, con la proclamación de la 2ª República española, participó en la fundación de La Alianza Republicana Española de Nueva York y colaboró en su publicación España Republicana, con intelectuales de la talla de Salvador de Madariaga, Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset o Manuel Azaña.

Jaime Menéndez y Hitler

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En 1932 The New York Times envió a Madrid a Jaime Menéndez para realizar una serie de reportajes sobre la 2ª República. En 1933 el gobierno le envió a Alemania para realizar un estudio pormenorizado de la situación Teutona, y observó de cerca a Hitler. Conoció personalmente a Joseph Paul Goebbels. En 1934 Espasa-Calpe publicó su libro Vísperas de catástrofe de notable éxito, donde vaticinó el comienzo de la segunda guerra mundial. En ese tiempo comenzó a colaborar en las mejores Publicaciones: Leviatán, La Voz, El Sol, Ahora, Política, Cruz y Raya, Estampa y en la prestigiosa publicación de la Universidad de Nueva York The Spanish Revue. Ocupó puestos directivos en la Agrupación Profesional de Periodistas adscrita a la UGT y en la Asociación de la Prensa de Madrid.

Avelina Ranz, su gran amor

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En 1936 se casó con Avelina Ranz, miembro del Comité Provincial de la Agrupación de Mujeres antifascistas. Una mujer de armas tomar que fue bastión fundamental en la supervivencia de Jaime Menéndez durante su periodo de cautiverio. Avelina se jugó la vida con el estraperlo, algo penado en aquella época, y, además, mantuvo durante los mencionados años de presidio político , con su astucia y perspicacia, al hijo de ambos, Jaime Menéndez Ranz. Avelina Ranz acompañó a su esposo en el exilio y estuvo siempre a su lado hasta su muerte. En 1969, tras la muerte de su marido, empezó a colaborar con la ONG La Campaña contra el Hambre. Y fue la propia Avelina, tras ganar un concurso nacional, quien le puso su nuevo nombre: Manos Unidas.

De colaborar con García Lorca al campo de concentración de Los Almendros


Durante la 2ª República colaboró con Federico García Lorca en la compañía La Barraca y se inscribió en la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Fue asiduo de las tertulias del Café Gijón, el Ateneo de Madrid, la Residencia de Estudiantes, etc. En 1938 fue nombrado Comisario Político por Juan Negrín. Poco después alcanzó el puesto de director del Diario El Sol. En 1939 fue hecho prisionero por las tropas rebeldes en el puerto de Alicante. Pasó 5 años en diferentes presidios, entre ellos, el campo de concentración de Los Almendros. Durante ese tiempo, a escondidas, escribió su libro The Jail en un inglés muy rebuscado para evitar problemas. Gracias a sus amigos americanos, entre ellos, el embajador Claude Bowers, se salvó del famoso paseo.

Exilio en Tánger y pionero de la lucha antifranquista

Liberado en 1944, fue contratado como secretario del agregado de prensa de la Embajada de EE UU en Madrid. Pero la presión policial era muy fuerte y decidió, junto a su familia, aceptar la oferta de redactor jefe del diario España en Tánger. Allí, desde sus atalayas periodísticas, fue pionero en criticar la dictadura de Franco. Fue nombrado subdirector del rotativo, en aquellos años, el más vendido en toda España, “era el único que se podía leer”. Colaboró con la RCA/Radio , Reuters, Associated Press, la Vanguardia y el Servicio de Información de la embajada de EE UU en Tánger. En 1953 fue contratado por el Gobierno de Venezuela para escribir una serie de reportajes sobre dicho país. Poco a poco recuperó su prestigio. Un prestigio internacional que sería su pasaporte para poder regresar a la península.

El regreso a Madrid de la mano de Vicente Gállego

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En 1957 regresó con su mujer a Madrid. El director de la revista Mundo, Vicente Gállego le arregló todos los avales necesarios para tramitar su libertad definitiva a cambio de redactar, prácticamente en su totalidad, la mencionada revista Mundo. Ahí, Jaime Menéndez estableció una verdadera escuela de antifranquismo, escribiendo de temas totalmente prohibidos, y utilizando en sus portadas material hasta ese momento prohibido. Poco después Manuel Fraga Iribarne le fichó para el consejo de redacción de la revista Política Internacional y le nombra miembro del Instituto de Estudios Políticos, donde continuó su labor de zapa antifranquista, manteniendo una estrecha colaboración clandestina con el partido comunista. En esa época fundó, junto con Rodrigo Royo y otros compañeros, la revista SP donde colaboraron José Luis Sampedro y un joven José Luis Garci.

Nunca firmó los principios del Glorioso Movimiento Nacional

Colaboró en la Revista de Occidente, fundada por José Ortega y Gasset, y, también, en la revista Destino con columnistas de la talla de Josep Pla, Camilo José Cela, Santiago Nadal, Juan Goytisolo, Miguel Delibes, Carmen Martín Gaite, etc. Sus tertulias antifranquistas, en diferentes cafés de Madrid, adquirieron bastante fama, compartiendo las mismas con personajes comprometidos en la causa como Héctor Vázquez Azpíri, Fernando García Vela, Juan Antonio Cabezas, Goico Aguirre (escultor y dibujante), Alfonso Tortosa (comandante médico de Carabineros en la guerra civil, luchó en Madrid, Brunete, Teruel,...), Baldomero Cordón (jefe militar en el 3º Cuerpo del Ejército Republicano), Francisco Herrero Martín (jefe militar en el 3º Cuerpo de Ejército Republicano), Celestino García (Oficial Republicano que destacó en el frente Asturiano), Antolín Bronchado (matemático y Capitán de infantería del Ejército Republicano), Julián Diamante (ingeniero de caminos, colaboró, en la guerra civil, en los planes de la defensa de Madrid, y diseñó los puentes defensivos del Ebro),... En 1969 Jaime Menéndez “El Chato” falleció sin carnet de periodista porque nunca accedió a firmar los principios del Glorioso Movimiento Nacional; aunque su especialidad fue la política internacional, escribió de deportes, sociedad, espionaje, críticas literarias, geografía, historia, medicina, ciencia,... y antifranquismo.
Febus

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